
Ha llegado el momento de la verdad para Fernando Torres. El que hasta hace una semana era estrella del Atlético de Madrid afronta su prueba de fuego: callar bocas o permitir que sus detractores puedan sacar pecho sobre sus limitaciones futbolísticas. Lo que está claro es que Torres se ha quitado, con su traspaso al conjunto de la Premier League, un peso de encima, una presión añadida que ha tenido que llevar a cuestas muchos años, precisamente desde que recogiera hace unos años el testigo del recordado Kiko Narváez la herencia de estrella mediática del conjunto del Manzanares.
Ahora tan sólo será cuestión de tiempo, de ver dónde está realmente el nivel de Fernando Torres, si ese exceso de responsabilidad que le ha acompañado en el Atleti era demasiado peso para un niño que aprendió muy rápido a ser adulto. Un hombre encerrado en el cuerpo de un niño, un niño de cerca de metro noventa que ha dejado muestras desde que nos deslumbrara en las categorías inferiores de la selección española de su condición de líder.
Lo que está claro es que como todos los líderes, Fernando Torres no pasa inadvertido, para bien o para mal. Con una madurez impropia para un chico de su edad, Torres ha aprendido a crecer muy deprisa, aunque mentalmente ya había alcanzado esa madurez futbolística antes de su debut con el equipo del Vicente Calderón.
Fernando Torres ha sabido dar un paso adelante en un momento crucial de su carrera deportiva para llegar a una Liga tan competitiva como la inglesa. En su debut en la Premier lo tendrá todo a su favor: un equipo campeón con el que podrá ganar títulos, eso que tanto añoraba en su etapa rojiblanca, una Liga donde se respeta el buen fútbol y donde predomina la deportividad, y un técnico grande, el mejor de los surgidos de nuestro país.
Ahora la pelota está en su tejado. Atrás quedará aquello que necesitaba: que el resto del equipo le acompañara. En el Liverpool no valdrán excusas, lo tendrá todo para triunfar. Suerte Fernando. Ha llegado tu hora: la de la verdad.