Alonso vuelve a ser humano

El Mundial de Fórmula 1 tocó a su fin y lo hizo de la mejor forma posible: con un final trepidante, el Mundial se decidió en la última carrera disputada en Brasil, y con una cura de humildad que ha servido de paso para devolvernos al Alonso más humano. Ayer, curiosamente sin ocupar plaza en lo más alto del cajón, Fernando Alonso estuvo a la altura a la que no llegó en otras ocasiones. Aquellas en las que estuvo prepotente, aquellas en las que no supo perder, aquellas en las que, lo que es aún peor, no supo ganar...
Fernando estuvo a la altura de un verdadero campeón: amable con su equipo, cercano con la prensa, con la afición... Y es que, casi sin darse cuenta, perder el Mundial le ha servido para ganarse a esa afición que, por sus malas formas, le dio la espalda en lo humano, que no en lo profesional, donde todos le apoyaron. (Los índices de audiencia de Tele 5 son un claro ejemplo de ello).
Pero España echaba de menos su lado humano, el del campeón con los pies en el suelo, el de aquel que no olvida sus raíces, sus comienzos, el que traza con su Fórmula 1 cada curva como si estuviera al volante de su primer car. Y ese es el Fernando Alonso que nos encontramos ayer tras la carrera de Brasil.
Con el triunfo de Ferrari ganó la Fórmula 1 y perdieron Hamilton y Fernando Alonso. Las guerras internas dentro del equipo Mclaren, y las continúas desavenencias entre el inglés y el español le han pasado factura a una escudería que se veía campeón prácticamente desde el inicio del Mundial.
Pero ya saben aquello de... hasta el rabo todo es toro. Hamilton y Alonso sufrieron una dura cornada, la de la cura de humildad que le ha dado la vida, la misma que casi les 'regala' el Mundial de Fórmula 1.
Alonso vuelve a tener los pies en el suelo, vuelve a ser humano.