Para quitarse el sombrero

Mucho se ha escrito, se ha narrado, se ha contado de este Sevilla Fútbol Club, se ha dicho tanto que casi nos quedamos sin calificativos para poder describir las sensaciones que corre por nuestras venas, las de los sevillistas, las de esta afición tan grande, tan especial...
Sin calificativos para hablar de este ‘loco’ soñador que con apenas diez años agarró el brazo de su padre para decirle: “Papá no llores que algún día yo seré Presidente del Sevilla y haré a este equipo campeón”. Aquel renacuajo que apenas levantaba un palmo, de nombre José María, y de apellido Del Nido Benavente es hoy un hombre feliz, orgulloso, grande, ¡muy grande!
Lo que su padre entendió como una ingenuidad de su hijo es hoy una realidad; la base de un proyecto sólido que se inició hace siete años y que ha dejado un bagaje inigualable: seis títulos ¿se puede pedir más? Evidentemente los éxitos no vienen solos. Atrás quedan muchas horas de trabajo, muchos sueños realizados gracias a la confianza de una plantilla, un cuerpo técnico, un Consejo de Administración y una afición en cuyo ADN se pede leer claramente la palabra: ¡CAMPEÓN!
La quinta Copa del Rey cosechada por el Sevilla FC no es más que un nuevo paso adelante de este equipo forjado desde la base por unos empresarios emprendedores, unos gestores admirables, unos sevillistas desde la cuna; los creadores de esta fábrica de sueños que hacen a día de hoy un Sevilla grande, grande de España y grande de Europa.
Como grandes son aquellos que ayer lo vivieron desde su palco del tercer anillo, con nuestro Antonio Puerta alzando al Cielo esa Copa que le debíamos, esa Copa que ayer alzó en representación de todos aquellos sevillistas a los que mantenemos vivos con su recuerdo.
¡Viva el Sevilla FC!

PD: La fotografía que encabeza este artículo es de mi compañero Jesús Spínola de un reportaje que le hice a Palop antes de la final de Copa para la revista Don Balón.